Las redes sociales se han convertido en una herramienta de trabajo y de conexión interpersonal poderosa. Permiten construir comunidad con personas que tienen intereses afines, conectar en tiempo real con familiares y amigos, entrar a espacios de discusión interesantes, estar actualizados e informados, compartir experiencias, expresar opiniones, dar visibilidad a comunidades, elevar consciencia sobre causas sociales, promocionar servicios, encontrar apoyo emocional -a través de talleres virtuales, grupos de apoyo o conexión con personas que pasan por situaciones similares-, entre otras.
A pesar de los muchos beneficios que traen las redes sociales, resulta preocupante el uso excesivo de las mismas y el impacto negativo que tienen para el bienestar emocional. Algunos de los síntomas más comunes que indican que puede haber afectación a la salud mental, son:
Insatisfacción respecto a la imagen corporal y a la vida, como consecuencia de la comparación que surge al ver a los demás en redes sociales;
Soledad y aislamiento, en lugar de sentirse cada día más conectados a los demás, sentirse más solos;
Ensimismamiento, encontrarse profundamente concentrados en el celular o absorbidos en un interminable scrolling -deslizar pantalla para ver contenido- y aislados del entorno;
Insomnio, trasnochar por estar viendo contenido que no aporta valor o presentar preocupación constante de revisar notificaciones;
FOMO “fear of missing out”, o miedo a que los demás estén teniendo experiencias agradables y estar ausente;
Incomodidad por el “Phubbing”, el cual consiste en ignorar a los otros por estar mirando el celular.
Bajo rendimiento académico y/o laboral.
Ansiedad en situaciones sociales.
Obsesión e incluso adicción.
¿Cómo sabemos si el uso que le damos a las redes sociales afecta nuestra salud mental?
Desafortunadamente no existe un valor de referencia exacto. No es posible disponer de una regla general para saber cuánto tiempo resulta sano y cuanto no, o que contenido es sano y cual no. No existe porque la afectación a salud mental es un tema personal. Es decir, lo que afecta a unos puede no afectar a otros.
Como consecuencia de lo anterior, y para proteger salud mental, resulta importante cuestionar la relación que se tiene actualmente con las redes sociales: ¿sabes cuánto tiempo pasas revisando redes sociales?, ¿conoces el impacto que tiene en ti el tiempo que pasas ahí?, ¿cómo te sientes cuando no puedes utilizar tu celular y te encuentras limitado?, ¿te distraen de hacer cosas que son muy importantes para ti?, ¿estás evitando los encuentros en persona y prefieres la comunicación virtual?, ¿sigues cuentas que te despiertan envidia, ansiedad, FOMO, insatisfacción hacia tu cuerpo y/o hacia tu vida?, ¿realmente “necesitas” estar conectado tanto tiempo?.
Elevar consciencia respecto a la relación que tienes actualmente con las redes sociales es la mejor estrategia para comenzar a definir límites y promover el autocuidado.