¿La ansiedad controla tu vida?
- Catalina Navarro
- 17 mar 2020
- 2 Min. de lectura

Todos los días recibimos información de patrones que indican cómo debemos ser. Según eso, lo más pronto posible debemos ser exitosos a nivel laboral, académico, social y económico, ser exageradamente saludables, tener pareja, casarnos a cierta edad, cumplir con parámetros exigentes de belleza, rendir con éxito en el trabajo, ser desmesuradamente felices, tener nuestro plan de vida definido y bien estructurado, entre otros. Vamos a una velocidad sorprendente por la vida y nuestro cuerpo no está creado biológicamente para responder de manera adecuada a tantas exigencias a nivel personal, con nuestro entorno y el mundo, lo cual nos genera preocupaciones que para algunos se vuelven permanentes e intensas.
Las preocupaciones se pueden definir como una serie de pensamientos con carga afectiva negativa, que normalmente se orientan hacia un peligro futuro. Algunos pacientes comentan:“¿Qué tal que no salga de esta enfermedad nunca?”, “Voy a ir a la entrevista de trabajo pero estoy segura que no me lo van a dar a mi”, “no me contesta el teléfono, lo más probable es que haya tenido un accidente”, “debería ser más flaca, siendo gorda no podré ser feliz nunca”, “me he equivocado tres veces, me voy a seguir equivocando”, “la soledad me da pánico”, “¿Y si no encuentro pareja y me quedo soltero por siempre?” … conclusión: sufrimos mucho por lo desconocido.
Si bien es muy importante preocuparnos por alcanzar nuestros objetivos, cumplir los deseos y tener ilusiones, esa misma preocupación debe movilizarnos para actuar positivamente, pues de lo contrario, puede apoderarse de nuestra mente y de nuestro cuerpo de manera excesiva y desproporcionada y convertirse en una carga emocional negativa.
De ahí que sea tan importante identificar los síntomas de alerta de la ansiedad: taquicardia, sudoración, temblor, dificultad para respirar, sensación de ahogo, dolor o molestia en el pecho, nauseas o malestar abdominal, sensación de mareo e inestabilidad, escalofrío o sensación de calor, hormigueo, sensación de irrealidad, miedo a perder el control, miedo a volverse loco y miedo a morir. Basta con la presencia de cuatro o más de los síntomas, durante al menos seis meses, para atender al cuerpo y actuar.
Existe evidencia científica de técnicas que pueden ayudar a reducir niveles de ansiedad: identificar los pensamientos negativos y comenzar a analizarlos resulta muy útil. Una pauta adecuada de ejercicio físico, alimentación nutritiva y balanceada, mindfulness, yoga, meditación y hacer actividades agradables también impacta de manera positiva a nuestro bienestar emocional. Pero sobre todo, es importante bajar el ritmo, poner limite al tiempo dedicado a las preocupaciones recurrentes y plantear nuestras metas de manera realista.
Todo lo anterior, nos permite adquirir mayor fortaleza mental y psicológica para lograr disfrutar todavía más cada experiencia. Todos queremos vivir lo más satisfechos posible.
Comments